Posteriormente John Dewey postuló que «la educación es la reconstrucción de la experiencia que se añade al significado de la experiencia, y que aumenta la habilidad para dirigir el curso de la experiencia subsiguiente» o resumido la educación «es una constante reorganización o reconstrucción de la experiencia».
Sin entrar en un debate sobre filosofía pedagógica, hoy en día no se pone en duda que la acción es necesaria para que el aprendizaje se dé y que dicho aprendizaje nos lleva a otros. Además se produce en cualquier ámbito de la vida y a lo largo de la misma.
Relacionamos el aprendizaje con el esfuerzo y en numerosas ocasiones se nos olvida lo gratificante que es, a pesar de que todos tenemos experiencia de ello. Baste recordar cuando aprendimos a montar en bicicleta, la sensación cuando nos dejaban sólo con dos ruedas y nos dábamos cuenta de que ya nadie nos sujetaba; o cuando por fin la melodía con la que martilleábamos a nuestras familias y vecinos sonaba melodiosa (¡vale! a esas alturas no dejaba de continuar siendo molesta para los demás, pero ahora estoy hablando de nuestras sensaciones) ,…
Esa alegría es la que debemos recuperar para nuestro alumnado y para nosotros mismos: APRENDER DEBE SER DIVERTIDO.
El aprendizaje se produce de forma más natural cuando participamos de la experiencia. Actualmente las nuevas tecnologías nos permiten experimentar todo tipo de situaciones y es interesante principalmente aquellas en las que existe una dificultad para hacerlo de forma real. Por ejemplo: no todos podemos tener la experiencia de viajar a otros países para conocer su geografía, costumbres,… pero sí podemos viajar «virtualmente» para obtener información y acercar la experiencia a nuestro propio entorno (disfrutar de fotografías, preparar comidas típicas, contactar e intercambiar ideas,…con personas de esas zonas)
Para el profesorado supone un cambio de rol. En general con tecnología o sin ella se mantiene en un porcentaje elevado la clase magistral, lees y contestas o resumes. El profesorado controla la información, como aquellos monjes de la Edad Media que transmitían los conocimientos que deseaban compartir leyéndolos en voz alta, pues sólo ellos sabían leer.
El nuevo rol del profesorado consiste a grandes rasgos en preparar un camino de experiencias en las que el alumnado pruebe, se equivoque, reflexione,… y acompañarle en el mismo; independientemente de que se utilicen las nuevas tecnologías o no.
