19Abr

Contagiémonos de buenas prácticas

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«Les propongo que ustedes, líderes económicos y nosotros, Naciones Unidas, iniciemos un pacto mundial compartiendo valores y principios que le den una dimensión humana al mercado global».

Estas fueron las palabras pronunciadas por Kofi Annan, ex secretario general de las Naciones Unidas, en su discurso ante el Foro Económico Mundial el 31 de enero de 1999, que dieron origen a la creación del pacto Mundial un año después a ser difundido.

Cada vez son más las empresas que como Fondo Formación Euskadi se adhieren al pacto, comprometiéndose al cumplimiento de 10 principios relacionados con los Derechos Humanos, los Derechos Laborales, el Medio Ambiente y la lucha contra la corrupción. Una iniciativa voluntaria que promueve el desarrollo sostenible por medio de unos valores basados en principios universalmente aceptados.

Al no ser un instrumento normativo ya que no ejerce funciones de vigilancia, no impone criterios, ni evalúa las actuaciones de las empresas adheridas, esto hace que este acto de compromiso quede ligeramente en el aire y que empresas carentes de criterios de responsabilidad empresarial procedan a la adhesión al pacto sin ninguna limitación con el fin de dar una imagen alejada de la realidad de su verdadera filosofía de empresa. Son varios ya los casos en los que hemos visto estas actuaciones. Caso de Brasil referente a la destrucción de bosques y en consecuencia dispersión de algunos de los últimos pueblos indígenas por la ambición económica de algunas empresas. Sin irnos tan lejos podemos observar casos de incumplimiento de estos principios en empresas vecinas también adheridas al pacto, casos de incumplimiento del sexto principio: discriminación en el empleo y la ocupación o el séptimo: favorecer el medio ambiente.

El carácter Internacional de este pacto hace que nos demos cuenta de las incomparables situaciones encontradas en los diferentes países. Mientras en países subdesarrollados encontramos empresas que vulneran los derechos humanos, en los países desarrollados encontramos continuamente corrupción. A pesar de ver estos principios como directrices básicas para el desarrollo de una actividad, la realidad nos demuestra que no está de más recordarnos que no todo vale y que hay unos criterios mínimos con los que podemos actuar sin perjuicio de nadie.

Pero, echemos la vista hacia el lado positivo y veamos lo que este pacto nos aporta. La participación promueve el aprendizaje y el intercambio de experiencias ya que a nivel mundial forman parte de esta iniciativa más de 8.700 entidades de 135 países. La labor, en base a los criterios del pacto, que las empresas comprometidas realicen en la sociedad será un beneficio común que popularizará las buenas prácticas. La adhesión al pacto, al menos para Fondo Formación Euskadi, supone un claro compromiso con estos 10 principios, desarrollando acciones que impulsen estas creencias y valores.

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