10Mar

Emociones en las organizaciones

¿Tienen algo que ver? ¿No será mezclar churras con merinas? ¿Qué comparten? ¿No son sinónimo las primeras de “irracionalidad” y afectos, y la segunda, de viabilidad, rentabilidad y sostenibilidad?

En mi opinión, emociones y organizaciones mantienen una relación íntima de la que debemos tomar conciencia. Tapándonos los ojos, como las niñas y niños para no ser vistos jugando al escondite, no escapamos a su influencia.

Vayamos por partes.

1. Las emociones todo lo tiñen, todo lo matizan. Si has visto la película “Inside out” (Del revés) sabes a qué me refiero. Lo decía alto y claro uno de sus personajes: las emociones no podemos dimitir. Ni las podemos aparcar en la entrada de la oficina, ni las podemos enterrar. Están siempre ahí.

¿Por qué? Porque son nuestra energía. Consciente o inconscientemente, se activan a partir de la percepción de algún acontecimiento sea éste interno o externo, real o imaginado, pasado, presente o futuro. Acontecimiento que evaluamos inmediatamente como positivo o negativo, activando emociones que nos preparan para actuar. Alegría, miedo, tristeza, asco, ira o sorpresa nos predisponen para la acción.

¿Cuántas veces nos vemos emocionalmente secuestrados, embargados por nuestros diálogos internos?

Emociones personales y también colectivas, transferibles por “contagio”. Un contagio más probable, intenso y duradero en “negativo” que “positivo”: ira, frustración, miedo se contagian más fácilmente que la alegría, la ilusión o el entusiasmo. R. Bisquerra lo describe en su reciente “Política y Emoción” (Ed. Pirámide) cuando afirma que ira y miedo han sido los principales motores de nuestra historia.

¿Nos reconocemos en esta afirmación? ¿Qué emoción predomina en nuestro entorno laboral? ¿En qué medida se contagia/n?

Emociones que se contagian, generadoras de climas emocionales que activan comportamientos.

2. Las emociones se contagian creando climas emocionales. Nuestra capacidad de empatía facilita este proceso. Empatizar es comprender la reacción emocional del otro y conectar con esa experiencia. Nos ayuda a comprender ese estado y nos capacita para responder emocionalmente de manera adecuada. (ver Empatía como Actitud, Javier Barez)

Este radar repleto de neuronas espejo (esas células que se activan en nuestro cerebro al observar acciones, emociones y sentimientos en los demás para sentirlos como propios) nos permite tomar conciencia de los sentimientos, pensamientos, emociones y conductas de los demás.

Si las emociones se contagian creando climas emocionales, y somos más proclives a contagiarnos de negatividad ¿No será más inteligente cultivar las positivas? ¿No tendremos que dedicar más atención a la emoción?

Como en todo proceso de aprendizaje el primer paso es “Darme cuenta”. Difícil comprenderte si yo no me comprendo. Imposible escuchar activamente los mensajes que llegan de mi entorno sin tener claro “desde dónde actúo”.

3. “El éxito de una intervención depende del estado interior de quien la realiza” William O’Brian – Antiguo CEO Compañia de seguros Hanover. (Otto Scharmer, Liderar desde el futuro emergente de los egosistemas a los ecosistemas economicos (2015)

Es fundamental prestar atención a nuestra propia atención para afrontar los retos, particularmente aquellos hasta ahora no afrontados, en un entorno cada vez más complejo e incierto. El primer paso para comprender el impacto de la atención sobre la realidad es prestar atención a nuestra práctica individual de escucha.

O. Scharmer establece cuatro niveles de escucha en orden creciente de profundidad que determinan diferentes tipos de conversaciones: Desde la escucha en modo descarga -en la que todo lo que ocurre confirma nuestras opiniones y creencias- y la escucha “desde fuera” –donde los datos te hablan y dejas de juzgar- a la escucha empática “desde dentro” –cuando nos ponemos en los zapatos y la piel del otro y vemos el mundo con sus ojos- hasta la “escucha generativa”, en la que nos movemos más allá del campo actual y nos conectamos con las posibilidades futuras.

Llegar a una escucha generativa requiere “hacer oídos sordos” a algunas voces: la voz del juicio (¡si ya sabes las respuestas!) la voz del miedo (¡es peligroso, no hagas nada diferente!) y la voz del cinismo (¡qué idea más ridícula, nunca funcionará!)
Importante: podemos cambiar la realidad al cambiar el lugar interno desde el que funcionamos. Y nuestra energía sigue a la atención.

¿Cuántas veces nos aburrimos al escuchar -uno tras otro- argumentos que nos reafirman, que confirman nuestros supuestos? ¿Cuántas utilizamos indicadores vanidosos a modo de Photoshop para salir “más guapos”? ¿Estaremos en modo descarga?

menteabiertaAtención, escucha, emociones … claves para desarrollar organizaciones como redes conversacionales que operan en mercados repletos de conversaciones (“El mercado son conversaciones” “Los mercados consisten de seres humanos”, Manifiesto Cluetrain www.cluetrain.com). Conversaciones de cuya calidad depende la calidad y salud de las mismas.

Para responder a los retos del XXI, debemos actualizar nuestra lógica. “Este cambio, requiere que expandamos nuestro pensamiento de la cabeza hasta el corazón”. (O. Scharmer). Usemos las emociones de manera emocionalmente inteligente. También en las organizaciones. Seamos “pensadores/as con corazón” (“a thinker with a heart”) (Salovey y Mayer, 1990, 1997).

Javier Riaño
Fondo Formación Euskadi S.L.L.

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