2Feb

Nuevos ingredientes para el empleo y el crecimiento

post-ingredientes-empleoEn su libro el dilema de España, Luis Garicano nos sugiere que «la respuesta al crecimiento está en las nuevas ideas. Son las nuevas ideas las que nos permiten hacer más con los mismos recursos. Como una receta que permite cambiar los mismos ingredientes para preparar nuevos platos, las ideas permiten crear más con menos. Y se pueden hacer copias infinitas. No tienen rendimientos decrecientes.»

Ahora bien, para crear nuevas ideas, ¿Qué necesitamos? Desde luego muchos más componentes de los que puedo nombrar en un escueto post. Permíteme que hoy me ocupe de uno de ellos: para crear nuevas recetas, necesitamos nuevos modelos mentales.

«Armonizar educación con empleo en España: un reto a 5 años» (IESE 2014) nos sugiere algunos condimentos para confeccionar nuevas recetas:

  • Personas flexibles, con facilidad para integrarse en equipos y nuevos entornos.
  • Conductas y espíritu emprendedor.
  • Gran capacidad para compartir resultados, objetivos y planteamientos tanto a nivel individual como colectivo.
  • Personas activas emocionalmente con un fuerte componente de automotivación y una visión muy activa para generar motivación en los demás.
  • Personas que sean capaces de mirar al futuro, a lo desconocido, sin miedo; es más, personas que prefieren desenvolverse en entornos sin referencias. La sociedad y la empresa «líquida» demandan no anclarse ni en el pasado ni en lo aprendido.

Hace algunos meses, la Red de Colegios Profesionales BasquePro Elkargoak (http://www.basquepro.com/work/identificacion-de-competencias-transversales-de-la-excelencia-profesional-en-bizkaia/) , al preguntarse por las competencias transversales necesarias para hacer las cosas bien «ejerciendo la actividad con relevante capacidad y aplicación», llegaba a una conclusión similar: una persona íntegra que transmite confianza, responsable, coherente y consecuente, capaz de comunicar y planificar, que aplica y comparte sus conocimientos.

Eureka! Aquí está el meollo de la cuestión: son las personas, las competencias personales clave para responder a los desafíos actuales y futuros; es la gestión de las emociones un factor central para la empleabilidad y la competitividad.

Si las emociones, facilitan -o impiden- las nuevas ideas para hacer «más con menos» (Innovación y desarrollo), se convierten en condición de entrada al empleo. Resulta que la clave de bóveda de la profesionalidad en el SXXI está en las consideradas «habilidades blandas»: flexibilidad, adaptación, automotivación, equipos, emprendimiento, generosidad, «activas emocionalmente»; capaces de mirar al futuro, a lo desconocido, sin miedo …

¿Especialización y conocimiento? Necesarios pero insuficientes sin flexibilidad, sin «cintura»
¿Será cierto que lo esencial es invisible a nuestros ojos?

Javier Riaño
Innovación y Proyectos en Fondo Formación Euskadi

 

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